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Ojos de perro azul. Una muerte real y mágica

Ojos de perro azul. Una muerte real y mágica Para algunos la vida después de la muerte es un concepto irrisorio. Para otros es posible, pero inverosímil. Para el escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de literatura en el año 1982 y uno de los más loables exponentes de las letras latinoamericanas, es sólo un puente para acceder a un estado diferente de vida, un instante incorpóreo de nuestro decursar.

La circularidad de nuestra existencia, apoyada por una visión especial de la muerte, que se pierde en cada cuento, pero que en realidad aparece agazapada mientras tiene todo el protagonismo, es un motivo presente en cada una de las obras de este mundialmente famoso escritor y periodista.

“El Gabo”, como se conoce en el mundo de la literatura a García Márquez, apuesta por una desintegración de los límites entre lo real y lo onírico, para lograr transmitir una realidad palpable y cotidiana en cada letra. Las temáticas centrales de su narrativa son comunes. La muerte, por ejemplo, que vertebra toda su producción, se manifiesta en la simetría de emociones disímiles: el mundo de los vivos y el de los muertos interrelacionados en un parejo y amarrado espacio, en el que se produce la divergencia realidad/irrealidad. A veces los narradores describen desde la muerte lo que ocurre en la vida, a veces se narra la muerte desde la vida, a veces se muere varias veces en la muerte. La mayoría de los cuentos quieren mezclar la vida y el “más allᔠno tanto para reconciliarlos como para exagerar la noción de linealidad entre ellos. Este estilo narrativo engloba gran parte de su obra literaria; es una característica extendida en la literatura latinoamericana de la segunda mitad de siglo XX .

La nueva novela latinoamericana es un fiel reflejo de una vanguardia literaria que busca lo nuevo para cada lector y hace de la expresión narrativa un arma muy útil para crear nuevos mundos. García Márquez, junto a Miguel Ángel Asturias, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y otros, integra ese misterioso mundo de los creadores del Realismo Mágico, y digo “misterioso” por lo inadvertible de los temas y tramas de sus obras.

La obra novelística de Gabriel García Márquez es bien conocida por el excelso tratamiento de las historias de los personajes y la inaprensible e inagotable imaginación de que hace gala en los volúmenes, creando un mundo imaginario que se antoja verosímil tras cada lectura. Entre las más reconocidas se encuentran Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera, El General no tiene quien le escriba, entre otras que han marcado un hito en la literatura latinoamericana.

Pero quizá la parte menos conocida de su obra literaria, pues se disuelve entre sus novelas y su quehacer periodístico, es su cuentística. Entre sus publicaciones de cuentos se encuentran Los funerales de la mamá grande, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada , Doce cuentos peregrinos y Ojos de perro azul. Éste último toma la muerte como detonador para historias mágicamente reales, en las que se deshacen cada uno de los preceptos manejados sobre su oposición a la vida. En la totalidad de los cuentos de Ojos de perro azul está presente la muerte como tránsito a otro momento de nuestra existencia, como punto medio dentro de la circularidad de nuestras “vidas”.

En este libro, el buceo de García Márquez en esa otra realidad es hondo y vertiginoso. Ya no se trata de revelarnos un aspecto de la realidad placentero y risueño, sino de llamar la atención de la seriedad de nuestra relación con la muerte.

García Márquez nos enfrenta con esa presencia inevitable que es el morir, descubriéndolo como una parte gemela de nuestra vida. La muerte conocida desde la vida y en la vida misma. La muerte vislumbrada en los sueños y luego conocida como experiencia total: del alma y del cuerpo. La muerte como una constante inminencia que nos revela hasta qué punto nuestro propio ser está formado por aspectos distintos y nunca imaginados.
Éste volumen consta de ocho cuentos; tres de ellos los observaremos tras la sarga del análisis: “La tercera resignación”, “Eva está dentro de su gato” y “Alguien desordena estas rosas”, que son, en mi opinión, los más representativos de la utilización de la muerte, como medio de legitimación del Realismo Mágico en Ojos de perro azul.

La tercera resignación

Esta obra, su primera en el mundo de los cuentos, aparece en el periódico El Espectador, de Bogotá, en 1947, cuando Gabo tiene 20 años de edad. Es un cuento en el que ya se palpa el mundo real y mágico que va a estar presente en su obra posterior. En ese sentido, García Márquez ha sido fiel a sus primeras obsesiones: el tema del muerto y el realismo fantástico en que combina los hechos cotidianos con la anormalidad de la ficción mágica. Es lo que ocurre en este cuento inicial, en el que al morir un niño, su madre se ve obligada, por diagnóstico del médico, a tenerlo en la casa, metido en un ataúd para adultos porque aunque esté muerto, sigue creciendo hasta cuando años más tarde se produce una segunda muerte, ésta sí definitiva. El título del cuento quizás se justifica o explica en el hecho de haber muerto el personaje dos veces, más el momento del nacimiento, que es de algún modo, una forma de morir o de empezar a morir, lo que suma tres resignaciones. Mas todas esas, juntas en un mismo haz, confluyen en la mayor de todas, la eternidad del transcurso por la vida y la muerte.

Esta obra, que Lauro Zavala catalogara como “Imagen instantánea en la que no hay epifanía, tan sólo un monólogo interior o un flujo de memoria." , es un cuento que, de la mano de un narrador omnisciente y extradiegéstico, el lector logra comenzar a navegar en una historia, que parte desde el mismo momento de la reencarnación, metaforizada en la imagen de un ruido ensordecedor, y que transmite desde el inicio de la narración una sensación de costumbre , de periodicidad de la transformación.

“Allí estaba otra vez ese ruido. Aquel ruido frío, cortante, vertical, que ya tanto conocía.”

De esa manera, y navegando entre imágenes etéreas, el lector se inserta en la vida y los sentimientos de este personaje, que transcurre todo su tiempo resignado a vivir sin tener vida, a ver como su medre lo deja fallecer al notar que se detuvo su crecimiento, a volver a morir

Si tuviera que proponer una interpretación práctica del cuento, podría escoger el camino de explicar cómo las estructuras o las situaciones económicas, sociales y políticas del país (Colombia) producen en la mente de García Márquez, una metáfora de su tierra, la del niño que se muere tres veces sin alcanzar su pleno desarrollo mental y físico, para remitirnos creativamente a la imagen de una nación que en 1947, momento en que se escribe el cuento, se resignaba a la muerte por tercera vez. Es necesario recordar que en 1947, Colombia padecía una de sus peores crisis socio-políticas, que va a desembocar en 1948, en el asesinato del líder populista Jorge Eliécer Gaitán.

Cada oración de este cuento es antitética a todas las concepciones y percepciones de la vida, manejadas por los demás. La acritud de cada palabra, de cada metáfora, de cada visión, llega al lector de una manera transgresora y diferente.

El protagonista se dirime en la primera parte del texto entre los “acostumbrados” dolores y las sensaciones extrañas, que en el cuento se propone pueden sentirse al momento de volver a la corporeidad. En estos primeros párrafos, tras la lectura, el lector recibe una aureola plagada de figuras literarias, que hacen del acto de insertarse nuevamente en el mundo terrenal una acción natural, la cual forma parte de nuestro destino como algo acostumbrado y por ende intrascendente.

Frases como: “ …las otras veces…”, “ … estrategia bien aprendida…”, entre otras, dan mucha más solidez a esa parte inicial, que grafica magistralmente la reencarnación e introduce al lector en la historia futura del personaje.

Pero no resulta descabellado afirmar que Gabriel García Márquez logra, tras un aparente soslayo del valor de la muerte en esa consecutividad de estados de vida, que esta tome un papel protagónico como creadora de ambientes y pensamientos en el cuento. De esta manera se erige en “La tercera resignación” la muerte como personaje principal. Un personaje que, si bien no está explícito en la obra, se encarga de dejar caer toda una neblina de sueños e irrealidad en el mundo real y cotidiano. Es un elemento que incrementa su valor, mientras más inadvertida pasa a los ojos del lector. La consecutividad VIDA-muerte-“VIDA” es el medio más efectivo de expresar la imbricación de los elementos reales y oníricos que crean el especial ambiente de la obra.

Dada la condición en que se encuentra el personaje de la historia desde las primeras palabras hay una marcada atemporalidad en el cuento, matizada por varios saltos en el tiempo en cuanto a su edad. De esta manera mantiene una manifestación consecuente en el desarrollo del personaje, en tanto el tiempo, en un ambiente donde la muerte( amén de no constituir un paso importante en la circularidad de la existencia) es preponderante, constituye un aspecto anacrónico.

La acertada manipulación del lenguaje que está presente en “La tercera resignación” es otro de los elementos que hacen de ésta una gran obra. Los habilidosos manejos de los retruécanos (“muerto deforme o vivo anormal”) y la unión de palabras con una marcada diferencia semántica ( “muerte viva, vivir su muerte”) resaltan, en ocasiones irónicamente, la imbricación entre elementos distantes para transmitir la ausencia de un “estado terrenal”.

Impresionante es también el volátil lenguaje con que se presenta cada imagen de la historia. Un modo de comunicación que detona tras cada acción y se desborda de metáforas y retruécanos hasta mezclar lo real con lo mágico para crear ese nuevo mundo que el lector percibe.

“Resignado oiría la últimas oraciones, los últimos latinajos mal respondidos por los acólitos. El frío lleno de polvo y de huesos del cementerio penetrará hasta sus huesos (…) Tal vez (…) la inminencia del momento le haga salir de ese letargo. Cuando se sienta nadando en su propio sudor, en un agua viscosa, espesa, como estuvo nadando antes de nacer en el útero de su madre. Tal vez entonces esté vivo.
Pero estará ya tan resignado a morir, que acaso muera de resignación.”

Toda esta orquestación magistral de imágenes y motivos está asida a un pilar fundamental, la muerte. La muerte como principio, camino y final de la vida, como medio para legitimar todos los sentimientos y situaciones de nuestra existencia, como puente para acceder a una nueva oportunidad de “vivir”.
La tercera resignación marcó pautas en la obra posterior de García Márquez y lo lanzó al mundo de la literatura como un gran escritor, “como un inmenso narrador, un excepcional contador de historias, una nueva Sherezade del siglo XX”

Eva está dentro de su gato

Publicado también en El Espectador en 1948, es otro de los primeros cuentos realizados por García Márquez en los que se demuestra la linealidad de la vida, representada por oníricos ambientes en los que predomina la muerte como marco para la historia.
Este relato nos introduce a la vida de Eva, personaje protagónico que, tras una penosa enfermedad, muere. Luego de concientizar su nuevo estado, intenta volver a la vida terrenal, reencarnando en su gato, pero se da cuenta de las particularidades de su nueva forma de vida. Se encuentra que han pasado tres mil años desde su muerte.

El las primeras líneas se presenta, por mediación de un lenguaje metafórico, el sufrimiento de una grave enfermedad, la cual es presentada como “un tumor o un cáncer” en repetidos momentos en el inicio de la obra y que lleva a pensar que sean esas las dolencias que aquejan a Eva. Motivos como la belleza y los insectos conforman una serie de imágenes que guían al lector a insertarse en el sufrimiento de que es víctima el personaje.

“ De pronto notó que se le había derrumbado su belleza, que llegó a dolerle como un tumor o un cáncer.”

Es interesante la utilización de la belleza en este relato. Semánticamente este sustantivo no inspira reproche; inspira pureza, posesión de un don natural. Pero García Márquez la toma como leitmotiv para graficar una vejez, una fealdad, una enfermedad. Esto hace que el mensaje se torne confuso y de difícil comprensión, pero en cambio logra que quien lo lee, sin realizar una lectura técnica, capte la morbosidad de la imagen.

“Había que dejar en cualquier parte ese inútil adjetivo de su personalidad (…) Si; había que abandonar la belleza en cualquier parte (…)”

El ambiente de cercanía de la muerte, que se percibe en los primeros párrafos introduce de manera especial al resto de la historia. Otra vez el motivo del muerto resulta el centro temático de la narrativa del premio Nobel. En “Eva esta dentro de su gato” (al igual que en el anterior relato analizado) el punto medio en el trance a la “otra forma de vida” es el que toma protagonismo.

La barrera de la muerte es, en el cuento, algo tan traspasable como un “muro”, como el mismo autor la denominara en la obra. De la misma manera que alguien cruza un cercado para pasar de un patio a otro, los personajes de las historias de García Márquez acceden al mundo de éter, al “más allᔠcon gran facilidad.

El hecho de morir es, en la obra de “Gabo”, real, porque es parte de lo que nos toca experimentar en carne propia, y mágico, porque nos permite tornar en realidad aspectos nunca imaginados.

Una parte interesante del cuento es cuando entra en acción el motivo del “niño”. Digo motivo, ya que algunos lo podrían catalogar como personaje, cuando no es más que un pie para hacer estallar la historia.

El “niño” sirve asimismo para, tomando como terreno la muerte, incitar las acciones posteriores. Es el motivo que incita a Eva a, tener el inusitado deseo de comer una naranja (elemento que es útil para presentar al lector la muerte del personaje). El objetivo de la presencia del “niño” despierta curiosidad en el lector desde el momento en que lo resaltan las comillas. De esta forma es explícita la intención del autor de llamar la atención sobre ese elemento.
En cuanto al tema de la linealidad de la existencia, que ya había aludido en párrafos anteriores, en este relato, si bien el momento de la muerte no es expresado, sí se trata con especial claridad y con un lenguaje limpio el traspaso de un estado a otro, resaltando la normalidad de la realización de esta acción.

“Hacía apenas un segundo – de acuerdo con nuestro mundo temporal – que se había realizado el tránsito, de manera que sólo ahora empezaba ella a conocer las modalidades, las características de su nuevo mundo”

De tal manera Eva, ya consciente de que era un ser amorfo, comienza a tomar decisiones de acuerdo con las características propias de su estado y decide reencarnar para volver al mundo terrenal.

El elemento mítico-religioso está, como en gran parte de la obra del autor, estrechamente relacionado con la historia. Las creencias populares influyen de manera intensa en el desarrollo posterior de este cuento, en tanto el mito de la reencarnación de los espíritus puros condiciona el comienzo de la recta final del relato.
Eva, cuando ya estaba por perder las esperanzas de poder comerse una naranja, acude a la idea de volver a la vida mediante la apropiación de un cuerpo terrenal. De esta manera acentúa al ausencia de los límites entre la vida terrenal y la incorporeidad, además de confirmar su visión cíclica de la existencia.

El hecho de que Eva está obligada a utilizar un cuerpo animal para volver a ser material induce en ella una serie de pensamientos sobre las características que tomaría cuando se acoplaran alma y cuerpo.

“Se imaginó de pronto metida dentro del cuerpo del gato, recorriendo otra vez los pasadizos de la casa, manejando cuatro patas incómodas y aquella cola se movería sola, sin ritmo, ajena a su voluntad”

Estas cábalas, propias del mundo de los vivos, crean un ambiente de realidad, de materialidad en un mundo sin órdenes, tiempo, ni espacio, como lo es la otra dimensión en que se encuentra Eva, elimina los límites de lo “real” y lo “mágico” para trasmitir la linealidad de la existencia. Por estas características, propias de la vanguardia literaria, el llamado Realismo Mágico se apodera de todo el relato.

Una de las cosas más llamativas de este cuento es sin dudas su epílogo.

“Sólo entonces comprendió que habían pasado ya tres mil años desde el día en que tuvo deseos de comerse la primera naranja”

Lo inesperado del final redondea esta historia de cambios, de inseguridades y de angustias. No decidirse a realizar los deseos a tiempo, sobre todo cuando se está en una situación desconocida florece como el mensaje de esta historia. Las vacilaciones y las dudas fueron las que consumieron los tres mil años en un estado, donde el tiempo y el espacio se hacen uno.

De nuevo la metaforización de un momento histórico de la Colombia que vio nacer a García Márquez salta a la vista. Las vacilaciones que tuvieron los principales líderes populistas en el momento de la crisis social colombiana en los últimos años de la década del 40 desembocaron en una gran crisis social y política. Esto demuestra el carácter social de la literatura del autor de Cien años de soledad .

Alguien desordena estas rosas

Este cuento, de menos extensión que los anteriores, tiene características especiales. Gabriel García Márquez toma como guía a un narrador personaje, pero desde la dimensión especial de la muerte. El narrador es también el protagonista de la obra, un protagonismo diferente, desde el otro lado de la vida.
En este relato la muerte es el espacio en el que se realiza la historia, es la dimensión donde suceden los pensamientos. Si se pudiera dar un calificativo, la llamaría mágica, ya que la barrera entre la vida terrenal y la etérea se hace casi imperceptible, salvo por la imposibilidad del protagonista de tocar las rosas (elemento que actúa como objetivo terrenal de alguien que no lo es, en aras de estrechar más los espacios entre los dos mundos), de comunicarse con la mujer que ocupa la casa. Mas la estrecha convivencia de los muertos (o los que, según García Márquez, viven en la otra dimensión) con los que aún se encuentran como seres materiales hace que este cuento sea diferente a los demás analizados. El autor logra que estos convivan de una manera casi perceptible en el mismo espacio y tiempo. De esta manera hace más estrecha la relación entre lo real y lo mítico.
La relación espacio-temporal de este relato es diferente a todos los cuentos del libro Ojos de perro azul . Constantemente aparecen rejuegos con el tiempo terrenal y la no existencia de este en el mundo de los muertos. Las menciones constantes a los años que han pasado desde la muerte del protagonista (cuarenta) y los veinte que han pasado desde que la mujer (su homóloga espacial) vive en la casona llaman la atención del lector, en tanto esa cercanía cronotópica no había sido presentada en manos de los muertos en los cuentos anteriores. El personaje principal lleva la cuenta de los años, el sentido terrenal del tiempo, además de hacer perceptible asimismo la idea de convivencia entre los dos mundos en un mismo espacio. Esto acentúa la sensación de cercanía entre ambas dimensiones.

“Desde hace tres o cuatro domingos estoy tratando de llegar hasta las rosas, pero ella ha permanecido vigilante frente al altar; vigilando las rosas con una sobresaltada diligencia que no le había conocido en los veinte años que lleva de vivir en la casa. El domingo pasado, cuando salió a buscar la lámpara, logré componer un ramo de las mejores rosas.”

La presencia de la mujer, de la que no se menciona el nombre (rasgo común en la obra de García Márquez), es vital para el paralelismo espacial que se logra en la obra. Ella representa la guardiana de las mínimas distancias entre los vivos y los muertos. Aunque el autor trata de deshacer la mayor parte de las barreras entre las dos dimensiones, resulta necesario mantenerlos como mundos paralelos para lograr la linealidad de el autor busca representar.

“Así ha estado en el mecedor durante veinte años, zurciendo sus cositas, meciéndose, mirando hacia la silla, como si por ahora no cuidara del niño, que compartió con ella las tardes de la infancia, sino del nieto inválido que está aquí, sentado en el rincón desde cuando la abuela tenía cinco años.”

Con este párrafo el personaje logra, mediante la frase señalada, crear un desconcierto en el lector, ya que da un giro brusco en la presentación del tiempo y el espacio que se había utilizado hasta el momento. La utilización en presente del indicativo del verbo estar choca con los tiempos verbales utilizados en el párrafo, los que indicaban pasado. La variación temporal logra reanimar el punto de vista de inexistencia de tiempo y espacio en el mundo de los muertos.
Este colombiano ha hecho, desde sus inicios, una literatura punzante y transgresora, que ha marcado, y marcará la vida de quien llegue a él."

4 comentarios

alberto -

estuvo chido gracias

sunay rodriguez -

para mi es uno de los mejores trabajos que he leido de ti, aunque no lo he leido completo, es que me gusta como escribes...

Noelia -

Hola! Realmente gracias por recomendarme este artículo porque es muy interesante. Todo lo que se relaciona con la muerte siempre nos llama la atención y nos atrae misteriosamente; García Márquez siempre adopta una postura muy especial ante este hecho inevitable, me gusta especialmente la idea de La tercera resignación, de que el nacimiento de una persona puede ser visto también como el comienzo de su muerte. Estoy bastante de acuerdo con esto ya que realmente es lo que sucede, una vez que empiezas a vivir se inicia una cuenta atrás. Bueno sin más un saludo y sigue escribiendo cosas tan interesantes.

maricel -

mi niño que sigas escribiendo te deseo muchas cosas buenas en tu vida y en tu carrera profesional